Atardecer en Sihaknouville |
Genny y yo en la playa |
Cena a pie de playa |
Para cenar, se unió Corina, una de las chicas con las que compartía habitación. Buscamos un restaurante donde todavía hubiera Happy Hour, porque el precio y comida era prácticamente igual en todos los restaurantes. Una pequeña parrillada con calamares, gambas y algún pescado que no sé como se llama (puede que alguno fuera ¿barracuda?) nos costó $4 a cada uno y estaba de muerte. Después de la cena nos tomamos unas cervecillas en mi guesthouse, ya que teníamos 2×1 en bebidas.
Con Stephan, Genny y Corina |
A la mañana siguiente, desayuné en la agencia con la que había contratado el tour a las tres islas y luego nos llevó al puerto para coger el barco. Había unos franceses un poco maleducados que iban con dos con dos mujeres de ahí con las que no se podían comunicar mucho porque no hablaban ningún idioma en común.
Hacia las islas |
Ya en le barco y de camino a la primera isla para hacer snorkel, conocí a dos daneses: Mat y Frank. Llevaban un mes en Sihaknouville descansando y estudiando para unos cursos de acupuntura que iban a hacer en breves en India (¡pobres!).
Yo, en el agua, haciendo de las mismas |
Me fui al agua con mis gafas de buceo durante algo más de media hora estuve buceando entre corales y pececillos de colores. Me encantó. Aunque según tengo entendido, hay muchos sitios mejores por Asia para hacer esta actividad, creo que merece la pena.
En Bamboo Island |
De vuelta en el barco, nos pusimos rumbo a Bamboo Island, una isla donde comimos y descansamos un rato en sus playas. No es una isla excesivamente grande, pero tiene cuatro cabañas donde se puede pasar la noche. Únicamente hay un bar que no sé si tendrá para dar comida o hasta la hora que estará abierto. Lo mejor llevarte tus provisiones, tanto de comer como de beber (y no solo al agua me refiero).
Bamboo Island |
La BBQ de pescado que nos prepararon para la comida tenía una pinta increíble. Digo tenía, porque ahí me empecé a encontrar mal y no comí nada más que un poco de arroz. Mi plato se lo comió Mat.
En el columpio con un espontáneo |
Después de comer fuimos a dar una vuelta por la isla. Parecía que no íbamos a llegar a ninguna parte, pero no tardamos demasiado en cruzar a lo ancho la isla y llegar a la parte donde estaban las cabañas.
El tronco de las sandalias perdidas |
A la vuelta a tierra firme, hicimos una parada de nuevo para hacer snorkel, pero yo esta vez no me animé porque ya empezaba a tener fiebre y escalofríos. Al bajarme del barco, me despedí de Mat y Frank y quedamos para ir a cenar.
Ya en el Monkey Republic, me miré la temperatura y tenía ¡39ºC! Así que me tomé algo de comer y también alguna droga. Tuve que llamar a los daneses y decirles que era baja.
Más playas de las islas |
Y ese día es donde empezó mi amigo dengue a dar señales de vida. Durante la noche me desperté con más de 40ºC y me tuve que dar una ducha fría (no había otra opción). Al día siguiente lo pasé deambulando por la guesthouse, atiborrándome de pastillas. Por la noche me encontré mejor y salí a dar una vuelta para despedirme de Genny y Stephan. También compré un billete para Koh Kong y así hacer un trekking por los Montes Cardamomos.
El sitio me gustó, aunque creo que está demasiado explotado turísticamente. Me hubiera gustado estar en algún sitio más tranquilo de playa, algo más paradisíaco y solitario. Creo que de todas formas Camboya no es el lugar más adecuado para esto.
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