Sihaknouville: relax (y fiebre)

Sihaknouville (ក្រុងព្រះសីហនុ) es la ciudad costera por excelencia de Camboya y debe su nombre al difunto rey-dios Norodom Sihaknoukville. Es el sitio de relax de los camboyanos, sobre todo de los de la capital. También de los ingleses, que parecen que han encontrado en esta ciudad costera su pequeño paraíso.
Como ya dije en mi anterior entrada, para llegar a Sihaknouville decidí coger un bus nocturno desde Battambang hasta Phnom Penh, que me costó $5 y tardó unas siete horas. Cuando llegué a la capital, eran las 5:30 de la mañana y estaba empezando a amanecer. Bajé del bus con Genny y Stephan y decidimos mirar horarios para coger el siguiente bus que nos llevara a la playa. Tuvimos que cambiar de estación de autobuses, porque la compañía que antes salía era Soria (si no recuerdo mal). El billete a Siahknouville desde la capital nos costó $5 (parece que es el precio de cualquier billete en Camboya). Aunque todavía fuera pronto, la ciudad rebosaba de vida: los camboyanos montaban sus puestos de verduras, frutas, carne, etc. Un espectáculo digno de ver. No había ningún forastero, pero el trajín mañanero inundaba las calles de la ciudad. 
Atardecer en Sihaknouville
Atardecer en Sihaknouville
El trayecto fue un poco más largo de lo esperado, pero tampoco es nada nuevo en Camboya. Cuando llegamos a Sihaknouville, había muchos tuk-tuks que nos querían lleva a hoteles. Una particularidad de este sitio es que los precios, teóricamente, están fijos. Pero si te sales un poco del área, puedes coger uno por libre. Cogí un coche con Genny y Stephan. Yo me alojé en Monkey Republic, por $3 la noche en una habitación compartida. Desgraciadamente ahora está cerrado porque hubo un fuego en marzo y destruyó varios comercios de la zona. Otra opción barata es el Utopia que cuando yo fui tenían la oferta de pagar  $1 y quedarte hasta final de mes en habitación compartida con ventilador (que eran unos 5 días creo) por estar en temporada baja. 
Nada más llegar, con todo mi cansancio del palizón de más de doce horas de viaje, decidí que me merecía un descanso en toda regla en la playa, con cocktel en mano. Así que me fui a la playa a disfrutar de lo que quedaba de sol (unas 5 horas) y tirarme al Bartolo. Fui a la playa que estaba más cerca del hotel, Serendipity Beach. Esta playa está infestada de chiringuitos baratos de playa con tumbonas donde puedes estar todo el tiempo que quieras mientras pidas algo en el bar. Además hay innumerables vendedores de fruta, marisco, etc., también mujeres que te hacen masajes o te miran y tocan las piernas a ver si tienes pelos y te quieres depilar (literal). Para mi un poco agobiante, no buscaba eso para mi primer día de la playa. Cuando el sol se estaba poniendo, me encontré de nuevo con Genny y Stephan y me tomé unas cervecillas con ellos.
Genny y yo en la playa de Sihaknouville
Genny y yo en la playa
Quedamos los tres más tarde para cenar una parrillada de pescadito rico en cualquiera de los numerosos restaurantes de la playa. Así que, me fui a mi habitación a darme una ducha y contratar la excursión para el día siguiente. Me hubiera gustado hacer submarinismo, pero como no tengo el carné, me conformé con hacer una excursión por tres islas que están próximas a Sihaknouville que me costó $15. Hay muchas agencias por toda la ciudad y también se pueden comprar los tickets en los alojamientos. Solo hay que buscar el que más te guste y se ajuste más a tu precio.

Cena a pie de playa
Cena a pie de playa

Para cenar, se unió Corina, una de las chicas con las que compartía habitación. Buscamos un restaurante donde todavía hubiera Happy Hour, porque el precio y comida era prácticamente igual en todos los restaurantes. Una pequeña parrillada con calamares, gambas y algún pescado que no sé como se llama (puede que alguno fuera ¿barracuda?) nos costó $4 a cada uno y estaba de muerte. Después de la cena nos tomamos unas cervecillas en mi guesthouse, ya que teníamos 2×1 en bebidas.

Con Stephan, Genny y Corina
Con Stephan, Genny y Corina

A la mañana siguiente, desayuné en la agencia con la que había contratado el tour a las tres islas y luego nos llevó al puerto para coger el barco. Había unos franceses un poco maleducados que iban con dos con dos mujeres de ahí con las que no se podían comunicar mucho porque no hablaban ningún idioma en común.

Bamboo Island en Camboya
Hacia las islas

Ya en le barco y de camino a la primera isla para hacer snorkel, conocí a dos daneses: Mat y Frank. Llevaban un mes en Sihaknouville descansando y estudiando para unos cursos de acupuntura que iban a hacer en breves en India (¡pobres!).

Yo, en el agua, haciendo de las mismas
Yo, en el agua, haciendo de las mismas

Me fui al agua con mis gafas de buceo durante algo más de media hora estuve buceando entre corales y pececillos de colores. Me encantó. Aunque según tengo entendido, hay muchos sitios mejores por Asia para hacer esta actividad, creo que merece la pena.

En Bamboo Island
En Bamboo Island

De vuelta en el barco, nos pusimos rumbo a Bamboo Island, una isla donde comimos y descansamos un rato en sus playas. No es una isla excesivamente grande, pero tiene cuatro cabañas donde se puede pasar la noche. Únicamente hay un bar que no sé si tendrá para dar comida o hasta la hora que estará abierto. Lo mejor llevarte tus provisiones, tanto de comer como de beber (y no solo al agua me refiero).

Bamboo Island
Bamboo Island

La BBQ de pescado que nos prepararon para la comida tenía una pinta increíble. Digo tenía, porque ahí me empecé a encontrar mal y no comí nada más que un poco de arroz. Mi plato se lo comió Mat.

En el columpio con un espontáneo
En el columpio con un espontáneo

Después de comer fuimos a dar una vuelta por la isla. Parecía que no íbamos a llegar a ninguna parte, pero no tardamos demasiado en cruzar a lo ancho la isla y llegar a la parte donde estaban las cabañas.

El tronco de las sandalias perdidas
El tronco de las sandalias perdidas

A la vuelta a tierra firme, hicimos una parada de nuevo para hacer snorkel, pero yo esta vez no me animé porque ya empezaba a tener fiebre y escalofríos. Al bajarme del barco, me despedí de Mat y Frank y quedamos para ir a cenar.

Ya en el Monkey Republic, me miré la temperatura y tenía ¡39ºC! Así que me tomé algo de comer y también alguna droga. Tuve que llamar a los daneses y decirles que era baja.

Más playas de las islas
Más playas de las islas

Y ese día es donde empezó mi amigo dengue a dar señales de vida. Durante la noche me desperté con más de 40ºC y me tuve que dar una ducha fría (no había otra opción). Al día siguiente lo pasé deambulando por la guesthouse, atiborrándome de pastillas. Por la noche me encontré mejor y salí a dar una vuelta para despedirme de Genny y Stephan. También compré un billete para Koh Kong y así hacer un trekking por los Montes Cardamomos.

El sitio me gustó, aunque creo que está demasiado explotado turísticamente. Me hubiera gustado estar en algún sitio más tranquilo de playa, algo más paradisíaco y solitario. Creo que de todas formas Camboya no es el lugar más adecuado para esto.

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