Llegamos a Puno desde Cuzco. Habíamos salido a las 10 de la noche y nos dijeron que estaríamos a las cinco de la mañana en Puno. No nos lo creíamos demasiado, pero para gran sorpresa, llegamos con puntualidad británica: 5:00. Ni un minuto más ni un minuto menos. Viajamos con la compañía San Luis y nos costó 25 soles (unos 7€). A diferencia de lo que nos esperábamos, los asientos del autobús eran amplios y se reclinaban bastante. Además el espacio para poner las piernas resulta más holgado que los que vemos aquí en Europa. A mi humilde parecer, los autobuses en Perú, por lo general, son bastante más espaciosos que los de ALSA. Aunque he de decir que nos encontramos excepciones que ya contaré más adelante. De todas formas, he visto en Internet que esta compañía no tiene tiene muy buenas críticas.
Lago Titicaca, 3800 metros de altura |
Era pronto y necesitábamos ubicarnos y decidir qué hacer ese día. Buscamos un hostal y nos quedamos con el Duque Inn. La habitación cuádruple con baño nos costó 70 soles, algo menos de 5€ por persona. El desayuno no está incluido en el precio de la habitación y hay que pagar sólo 5 soles, aunque no es de los mejores desayunos que tuvimos en Perú. Lo mejor del hostal, las vistas desde la terraza del lago y de la cuidad. Además el dueño es muy dicharachero. No es que este sitio sea el mejor de Perú, pero es funcional y nos dejó entrar antes de las seis de la mañana (cosa que agradecimos infinitamente).
Vistas desde la terraza del Duque Inn |
Teníamos pensado tomarnos el día de relax, pero parece que eso no va mucho con nosotros. Así que, aconsejados por el dueño, nos fuimos de excursión en barco todo el día para visitar las islas de los Uros y la de Taquile. El tour nos costó 45 soles (unos 12€).
La primera parada fue la isla de los Uros. ¡Un momento! ¿qué es todo esto de la isla de los Uros? Bueno lo explico a mi manera. Los uros son una etnia que se encuentra en Perú y Bolivia. Los que están en Perú viven sobre islas flotantes artificiales y movibles, como la de lost, hechas de raíces y totoras. Para construir la isla, la primera capa está formada por tierra y raíces y la segunda consiste en unos dos o tres metros de totoras, que es el suelo. El diámetro de estas islas es de unos diez metros. Además las islas tienen que ser ancladas al suelo para que no se muevan con las corrientes, con lo que suelen estar en zonas del lago poco profundas. Por otro lado, estas islas tienen caducidad y pasado un tiempo tienen que construir otras. En cada isla viven de tres a diez familias, dependiendo el tamaño de la isla y de las familias.
Maqueta efímera de la isla, con sus capas |
Tardamos una hora y media en llegar a la isla flotante. Hay que tener en cuenta que hay islas de los Uros más cercanas a la orilla del lago, incluso a unos pocos minutos. Pero por lo que oímos son sólo para el turista con prisa. Normalmente en esas islas no vive gente y sólo van para vender recuerdos a los turistas.
Isla de los Uros |
La primera impresión que tienes al pisar por primera vez la isla es algo extraña, parece que te hundes. Pero en unos minutos se pasa. Antes de entrar, el guía, a parte de contarnos la historia y anécdotas del lago y sus habitantes, nos advirtió que había una actividad voluntaria que consistía en dar una vuelta en una de las barcas de totora de los habitantes. Lo pongo en cursiva porque era prácticamente obligatoria. Había que pagar 10 soles por persona a los Uros. Ese dinero queda en la comunidad de la isla y lo utilizan, sobre todo, o para pagar el médico (tienen numerosos problemas de reuma por la humedad) o para llevar a los hijos a la escuela.
Barca de totora con la capitana |
El paseo en barca duró unos quince minutos y durante ese tiempo, el capitán del barco contestó amablemente a nuestras preguntas. Nos contó cómo los niños para ir a la escuela y volver necesitaban algo más de tres horas; los problemas de reuma que sufren; el problema que tienen con los jóvenes Uros, que ya no quieren permanecer en las islas y prefieren estar en tierra firme y continuar sus estudios superiores.
Arco de la isla de los Uros |
Para terminar la visita y antes de poner rumbo a la isla de Taquile, compré unas pequeñas barcas de totoras bien coloridas en uno de los puestos que había.
Puesto de la isla de los Uros con sus casas de fondo |
Llegar a la isla de Taquile nos llevó otra media hora larga. Esta isla está a más de 4000 metros de altura en su punto más alto. Además los habitantes de esta isla visten de una forma muy peculiar. Los hombres llevan pantalón negro, camisa blanca, chaleco, cinturón y un gorro. Dependiendo del color de lleven el cinturón y el chaleco, tendrán un estatus u otro en la isla. El gorro indica si está casado o no. A parta, también llevan su bolsa con hojas de coca. Las mujeres visten con una manta negra en la cabeza, una camisa y coloridas faldas, que al igual que pasa con los hombres, el color indicará su estado y estatus. Además hay que destacar los tejidos que hacen en esta isla.
Pablo la isla de Taquile |
El turismo de la isla es principalmente comunitario. Se reparten las ganancias, así como la regencia del restaurante comunitario. Además, si se quiere, se puede dormir en casa de algún taquileño. Nosotros cominos en el restaurante comunitario por 20 soles cada uno si no recuerdo mal. El menú incluía una sopa de quinoa, trucha del lago (más que riquísima), pan y moje. En la isla no estuvimos mucho tiempo, pero nos dio tiempo a entrar a la tienda de tejidos y compararnos unas pulseras de recuerdo.
Vistas del lago Titicaca desde la isla de Taquile |
La vuelta a Puno fue bastante larga, pero aprovechamos para dormir lo que pudimos en barco. Cuando llegamos, decidimos ir a dar una vuelta por el centro de Puno e ir directamente a cenar, ya que el día había sido muy largo y desde la noche antes del Machu Picchu no habíamos dormido en una cama. El centro de la ciudad está bastante bien cuidado y las calles están llenas de gente muy animada. Nos sorprendió para bien ya que habíamos leído/oído que Puno era muy poca cosa. Pero para lo poco que es, no decepciona. Fuimos a visitar la catedral, que es de estilo barroco y su fachada es muy rica en decoración, pero estaba cerrada. Ahí fui donde Noe sacó todas sus armas para que nos dejaran entrar y echar un vistazo rápido.
Catedral de Puno |
Ya sólo quedaba cenar y cuando elegimos el restaurante (entre los mil que hay por el centro) se fue la luz y cenamos a la luz de las velas (menos mal que no tenía cocina eléctrica y usaban horno de leña). Más que irse, la cortaron los mineros que estaban el huelga en Juliaca como protesta (nunca enfades a un minero).
Cena a la luz de las velas con una cuzqueña |
L'art de volar Ro i Gi
10 octubre, 2016 at 1:29 pmEl lago Titicaca y sus islas es hermoso! En las islas las familias viven de la agricultura y la poca ganaderia que tienen. Con los ingresos del turismo, muchas de ellas tienen la oportunidad de llevar sus hijos a la universidad y tener un futuro más prospero. Se puede visitar las islas por libre y muchas de las familias tienen habitaciones donde hospedar a los viajeros. Por unos 40 soles puedes pasar un dia, con habitacion propoia y 3 comidas riquisimas! Os recomendamos visitar la Isla Amantaní!
Un Saludo,
L'art de volar (www.lartdevolar.wordpress,com)
Gisela y Roger
Flavia Around the World
10 octubre, 2016 at 2:02 pm¡Hola chicas!
Pues la isla de Amantaní no la llegué a conocer, aunque sí que había oído sobre ella. Nosotros hicimos el recorrido más "conocido" y, aunque sí que me quedé con ganas de quedarme un día en alguna casa de alguna familia, me gustó mucho el lago y la isla de Taquile.
UN saludo y gracias por pasaros viajeros 🙂