La Segunda Guerra Mundial dejó, como todas las guerras, destrucción: edificios rotos y vidas quitadas. Pero también dejó edificios bajo tierra, los que conocemos como búnkeres. Stuttgart, una de las ciudades más devastadas por las bombas, tiene un buen puñado de estos refugios. En mi primer año en Stuttgart, visité un búnker en Feuerbach, un barrio al norte de la ciudad. En total se crearon siete búnkeres en la ciudad de Stuttgart en el año 1940.
El pasado sábado, gracias a Die lange Nacht der Museen de Stuttgart (La noche larga de los museos), pude visitar un peculiar búnker que se encuentra en la Marktplatz de Stuttgart, la plaza central de la ciudad, junto al ayuntamiento. A este búnker se le como como Bunker am Marktplatz.
No sé cuántas veces habré pasado por esta plaza sin darme cuenta, ni siquiera imaginarme, que bajo mis pies, había un búnker que podría refugiar de los bombardeos hasta a 1.010 personas (aunque muchas veces había más de 3.000.
El búnker tiene una longitud de 50,60 metros y una anchura de 37,60 metros. El espesor del techo de hormigón es de algo menos de un metro y medio y el coste total de su constricción fue de 1,3 millones de marcos.
Pero, ¿qué hacer con estas edificaciones después de la guerra cuando ya no se necesitas? La familia Zeller vio una oportunidad en un lugar muy bien situado en la ciudad, con espacio suficiente para numerosas personas. A diferencia de muchos otros lugares de Stuttgart, el búnker seguía en pie (obviamente). Por lo que no era necesario hacer mucha reforma para convertirlo en un hotel. Ingeniosamente, le llamaron Hotel am Rathaus y estuvo en funcionamiento desde 1945 hasta 1985. Cerró debido a la humedad.
Este peculiar hotel tenía 80 habitaciones individuales y 10 dobles. El hotel-búnker fue uno de los más baratos de la ciudad y empezó costando 4,4 marcos alemanes (2,25€) la cama y antes de si cierra costaba 25,35 marcos (13€). En sus habitaciones, uno de los escritores más importantes de Alemania del siglo XX, Wolfgang Koeppen, escribió Das Treibhaus (El invernadero).
Pero, además de un hotel, también era una peluquería de caballeros. ¡Qué visión tenían los Zeller! Unos emprendedores de la época.
Hoy en día solo se puede visitar en contadas ocasiones, como el sábado pasado. Se propuso como lugar turístico de Stuttgart, pero se denegó la propuesta. En Alemania son muy cautos con el turismo sobre la II Guerra Mundial y lo que pueda atraer a cierto tipo de viajeros.
O puede porque no se puede crear un plan adecuado de evacuación. Sea por lo que fuera, lamentablemente, la visita no se puede hacer de forma regular.
Lo que me encontré al realizar la visita es, a diferencia de otros búnkeres que he visitado, lugares amplios, aunque con habitaciones pequeñas.
La decoración del lugar es algo decadente, con papel decorativo en las pareces que lucha por mantenerse pegado; algunas lámparas siguen estando en su sitio. Pero después de un unos minutos, empiezas a notar que el aire está viciado y no sé si sería el mejor lugar para planear tu estancia en Stuttgart.
Stuttgart en un paseo - Flavia Around the Wolrd
16 marzo, 2019 at 1:17 pm[…] ni puertas en el que te subes y bajas en marcha. Además, en los subsuelos de la plaza, hay un búnker que hizo también las funciones de […]