Casi la mitad de la ciudad de Stuttgart fue destruida, pero de su centro no quedó casi nada en pie. Aunque hoy podamos dar un agradable paseo por Stuttgart, después de la II Guerra Mundial era un campo de edificios muertos o casi destruidos.
Este lugar se llama Birkenkopf y desde ahí quince millones de metros cúbicos de escombros, piedras, gárgolas y otras partes de edificios vigilan que no se vuela a hacer daño Stuttgart. Una placa conmemorativa recuerda, señala y sirve como memorial dar cuenta lo que significa este lugar.
Cuando vas subiendo por el camino serpenteante a la cima, se empieza a vislumbrar los primeros restos, muchos son simples sillares, pero otros tienes bajorrelieves, gárgolas; también pueden diferenciarse arcos y capiteles. ¿Dónde habrían estado estas piedras antes?
En Birkenkopf, también conocido como Monte Scherbelino, todas son tratadas por igual, indiferentemente si antes pertenecían a un edificio imponente o a uno segundón. En lo alto, una cruz hace recordar que no solo murieron ciudades durante la II Guerra mundial, sino que la barbarie se llevó miles de víctimas inocentes. Además un domingo al mes hay una misa muy temprano en lo alto de Birkenkopf.
En lo alto de Birkenkopf, literalmente cabeza de abedul, es el lugar desde donde mejores vistas de Stuttgart hay. En días despejados las vista puede alcanzar kilómetros y kilómetros, llegando incluso a la Selva Negra.
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