Plaza de Yame El Fna |
Vayas como vayas, Marrakech es una ciudad que o bien te enamora o bien la detestas de por vida. Por suerte (o por desgracia) yo me enamoré. Me enamoré porque es una ciudad que disfrutas con los cinco sentidos.
Vista
Mezquita de la Kutobía |
Las magníficas tumbas saadíes tienen tantos detalles, tanto en las tumbas como en las paredes que las rodean, que no sabrás si tus ojos serán capaces de detectar toda la belleza que alberga este lugar.
Habitación de la madraza de Marrakech |
Si aún quieres ver más, no te puedes perder la madraza de Ben Youssef, una joya de arquitectura marroquí donde antes se estudiaba el corán.
Imaginándo el cómo fue el palacio El Badi |
Para visualizar lo que fue el palacio El Badi, tendremos que cerrar los ojos y imaginar que este lugar fue en su día una de las maravillas del mundo musulmán.
Patio del museo de Marrakech |
Al anochecer no te puedes perder el espectáculo lo la plaza de Yamaa el Fna, un auténtico teatro al aire libre con cientos de años de antigüedad. Mucho dirán que ya no es lo que era, pero ¿qué se mantiene imbatible al paso del tiempo?
Oído
Calle con tráfico cerca de una mezquita |
De nuevo, la magnífica plaza de Yamaa el Fna por la noche, donde hay músicos tocando sus piezas con la intención de sacar algún dirham al turista. También se contarán historias que seguramente no entiendas o se representarán pequeñas piezas de teatro. Todo esto 365 días al año. Sin descanso y siempre con el aforo completo.
Olfato y gusto
Especias de la mellah |
El cuscús lo puedes degustar sobre todo los viernes; un rico tajín en cualquier momento ya seas vegetariano o carnívoro; la pastela, uno de mis preferidos; los kebabs (lo que llamamos pinchos morunos). Elijas lo que elijas te chuparás los dedos.
Si lo que quieres es hidratarte, haga frío o calor, el té moruno es siempre la mejor opción, aunque un zumo de naranja recién exprimido de la plaza de Yamaa le Fna tampoco está nada mal.
Degustando el té marroquí |
Primero hueles el pan recién hecho y luego no te queda otra que comprar una torta marroquí. No te olvides del maravilloso pan marroquí, una especie de tortas que querrás comer solo eso, pan con pan.
Tacto
Con un vendedor de bolsos de cuero en la medina |
Marrakech es también artesanía: suaves bolsos de cuero hechos a mano por los curtidores, lisas cerámicas, sedosas telas. Un sin fin de diferentes texturas componen la artesanía de la ciudad.
Tatuaje de hena negra |
Déjate tatuar la piel. No te asustes, nada permanente. En muchos países del magreb usan la hena para tatuarse la piel, pero este pigmento se va con los días. La que más dura es la negra (también es la más cara). Encontrarás a muchas mujeres en la gran plaza ofreciéndote pintarte la mano. Eso sí, regatea y que no te empiece a tatuar sin que tú se lo hayas dicho.
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Irene Somoza
17 agosto, 2015 at 9:12 am¡Qué chulo!
Marrakech fue una ciudad muy de cinco sentidos, como bien apuntas. En ocasiones, demasiado tacto; en otras, demasiadas emociones buenas. Pero desde luego, un lugar imprescindible para vivir una realidad muy diferente… muy cerca.
Quiero volver a la de ya al país 😉
beso!
Ire
Flavia Around the World
17 agosto, 2015 at 9:27 am¡Gracias!
Yo estoy deseando volver, me encanta Marruecos <3
Aunque en Marrakech he estado dos veces, todavía tengo sitios pendientes como la Menara (ya me vale)
Un beso,
Flavia
6 lugares imprescindibles de Marruecos - Flavia Around the Wolrd
19 marzo, 2019 at 8:22 am[…] todas las ciudades imperiales de Marruecos (Fez, Marrakech, Meknes y Rabat), me quedo con Marrakech por parecerme la más completa de todas. Todas tienen su […]